El TOC, lejos de ser un simple desorden del pensamiento, es un enigma en el que la mente lucha contra sí misma. Los obsesivos compulsivos se ven atrapados en una dualidad: por un lado, intentan reprimir pensamientos y comportamientos que consideran irracionales; por otro, se ven forzados a repetirlos, en un ciclo que les resulta a la vez doloroso y, en cierto modo, ineludible.