El Síntoma en dos tiempos: La lucha interna del obsesivo compulsivo

En el complejo universo del Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC), una conducta característica se manifiesta como un “síntoma en dos tiempos”. Esta conducta, observable en muchos pacientes, surge de la lucha interna entre el yo consciente y las tendencias instintivas reprimidas. Desde mi experiencia propia y a lo largo de años de investigación, entendimiento y vivencia, he llegado a entender que este fenómeno es un reflejo profundo, donde el paciente, en un intento por dominar sus impulsos instintivos, realiza actos contradictorios que, a pesar de su aparente incoherencia, cumplen una función crucial en su comportamiento obsesivo compulsivo.

La dualidad de los actos compulsivos

El «síntoma en dos tiempos» se caracteriza por la ejecución de dos actos consecutivos con significados latentes opuestos. En el primer acto, el paciente busca evitar o neutralizar un impulso instintivo que considera inaceptable. Por ejemplo, puede lavarse las manos repetidamente para evitar el deseo sexual de masturbación o, alternativamente, retirar una piedra o un trozo de vidrio del camino como un acto de defensa contra un deseo sádico latente. Este primer acto responde a la necesidad de contener y reprimir un impulso que el sujeto experimenta como amenazante para su identidad moral o ética.

Inmediatamente después, se produce un segundo acto que tiene un significado opuesto, que puede interpretarse como una reafirmación del impulso reprimido. En el ejemplo mencionado, el paciente podría, tras lavarse las manos excesivamente, llevarse las manos a los órganos genitales o, luego de retirar la piedra, volver a colocarla en medio del camino. Esta acción contradictoria no es fruto de un desvarío irracional, sino de una compleja dinámica interna en la que el deseo reprimido, por más que se intente suprimir, se manifiesta de forma inversa.

La Lucha Interna: Yo versus Instinto

Desde el enfoque psicoanalítico, esta conducta se interpreta como una formación reactiva: el yo consciente utiliza un acto aparentemente “altruista” o defensivo para reprimir y, a su vez, afirmar la existencia de impulsos inaceptables. El primer acto, orientado a la contención, sirve para evitar la realización de un deseo que el individuo considera inaceptable o peligroso. El segundo acto, de carácter opuesto, surge como una respuesta a la tensión generada por la represión, reafirmando el impulso original en un marco que permite su descarga de forma simbólica, sin llegar a materializar el daño real.

Ejemplos
Caso del lavado de manos y el contacto genital:
Una persona siente un impulso sexual que considera inapropiado. Para evitarlo, se lava las manos de manera compulsiva. Inmediatamente después, se lleva las manos a sus órganos genitales.

Interpretación: El primer acto es un intento de reprimir el impulso, y el segundo acto lo reafirma, mostrando que la lucha interna sigue activa.

Caso de la Piedra en el Camino:
Al ver una piedra en el camino, una persona se siente obligada a retirarla para evitar un accidente, pensando que la presencia de la piedra podría causar un daño. Poco después, vuelve a colocar la piedra en el mismo lugar.

Interpretación: El primer acto busca evitar el peligro imaginado, mientras que el segundo acto confirma, de alguna manera, la existencia de ese peligro en su mente.

El caso del posavasos:
Imagina que, al salir a cenar, sientes la compulsión de limpiar un posavasos por miedo a que la humedad de tu bebida cause un daño mayor a la mesa. Este primer acto, de limpieza, busca evitar una catástrofe imaginaria. Sin embargo, casi inmediatamente, surge la necesidad opuesta: colocar el posavasos de nuevo en la mesa, reafirmando de forma contradictoria la existencia de ese miedo. Este ciclo, aunque en apariencia absurdo, refleja la lucha interna entre el impulso de evitar el peligro y la necesidad de confirmar su presencia.

El verificador de puertas
Otro ejemplo es el de una persona que se obsesiona con verificar que la puerta esté cerrada. Inicialmente, sale a comprobar y confirma que la puerta está cerrada, un acto que pretende neutralizar el temor a un posible robo. No obstante, inmediatamente después, siente la necesidad de abrir la puerta de nuevo, como si quisiera confirmar que la acción de cerrarla no fuera definitiva, reafirmando su incertidumbre y el conflicto interno entre el deseo de seguridad y la duda constante.

¿Qué es el síntoma en dos tiempos?

Primer Acto: Reprimir un Impulso Inaceptable
El primer acto se realiza para evitar un deseo o impulso que el individuo considera inaceptable.

Ejemplo: Una persona que siente un impulso sexual indeseado puede lavarse las manos repetidamente para «evitar» ese deseo. O alguien que siente un deseo agresivo se convence de que debe quitar una piedra del camino para proteger a otros.

Segundo Acto: Reafirmar el Impulso Reprimido
Inmediatamente después, surge el impulso contrario, que reafirma el deseo original.

Ejemplo: La misma persona podría, tras lavarse las manos, llevarse las manos a sus órganos genitales, o después de quitar la piedra, volver a colocarla en el camino. Esto demuestra que, aunque reconoce que el pensamiento es irracional, su mente insiste en confirmar la presencia de ese impulso. ¿Por Qué Sucede Esto?

El TOC es, en esencia, una batalla entre el “yo” consciente y los impulsos instintivos. El primer acto intenta controlar o reprimir un deseo, mientras que el segundo acto surge como una reacción interna que reafirma ese mismo deseo.

Desde el punto de vista psicoanalítico, este comportamiento se entiende como una formación reactiva. El individuo, al sentir un impulso que le resulta inaceptable, realiza una acción opuesta para “neutralizar” el sentimiento. Sin embargo, este proceso solo refuerza el ciclo obsesivo compulsivo.

Conclusión
El síntoma en dos tiempos en el TOC revela la compleja lucha interna entre el deseo de reprimir impulsos inaceptables y la necesidad de confirmar esos mismos impulsos. No se trata de adaptar una ficción a la realidad, sino de un conflicto interno en el que el individuo, consciente de la irrealidad de sus pensamientos, termina reafirmándolos a través de acciones opuestas.

Por, Alex Rodríguez Guzmán.